Unos 168 millones de niños y niñas son víctimas del trabajo infantil. La Organización Internacional del Trabajo (OIT) lanzó el Día mundial contra el trabajo infantil en 2002 para concienciar acerca de la magnitud de este problema y unir esfuerzos para erradicar esta realidad.
El 12 de junio de cada año se tiene la oportunidad de fomentar y coordinar las iniciativas de los gobiernos, las patronales y sindicatos, la sociedad civil, los medios de comunicación y muchos otros actores locales, como escuelas y ayuntamientos, en la lucha contra el trabajo infantil.
En 2015, los dirigentes mundiales adoptaron los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), donde se incluyó un renovado compromiso para acabar con el trabajo infantil. En particular, la meta 8.7, hace un llamado a la comunidad internacional para:
“Adoptar medidas inmediatas y eficaces para erradicar el trabajo forzoso, poner fin a las formas contemporáneas de esclavitud y la trata de seres humanos, y asegurar la prohibición y eliminación de las peores formas de trabajo infantil, incluidos el reclutamiento y la utilización de niños soldados, y, para 2025, poner fin al trabajo infantil en todas sus formas” Organización de las Naciones Unidas.
ONU insta a evitar trabajo infantil en conflictos para combatir los casos de empleo infantil en situaciones de crisis humanitarias.
La organización también instó a ayudar a las familias afectadas por conflictos y desastres naturales para que mantengan a sus hijos en la escuela y no los hagan trabajar.
Con ocasión del Día Mundial contra el Trabajo Infantil, la Organización de la ONU para la Alimentación y la Agricultura (FAO) publicó una guía para abordar ese problema en los programas de agricultura y alimentación en las crisis prolongadas.
Se calcula que cada año unos cien millones de niños y jóvenes sufren los efectos de los desastres naturales y que 230 millones viven en áreas de conflictos armados, circunstancias que pueden forzarlos a trabajar de la peor manera.