Muchas personas ven a los niños trabajando pero no se detienen a pensar las consecuencias que el trabajo trae a sus vidas, realizar diversidad de trabajos para los menores resulta con una carga física y mental, los padres o los tutores que envían a los niños a trabajar omiten las consecuencias que el trabajar pueden llevar a sus hijos o titulados.
Los principales problemas que repercuten en los menores según la psicóloga Eva García son:
Problemas Cognitivos: Al trabajar y no asistir a la escuela los niños comienzan a presentar problemas de aprendizaje y asociación, la concentración se pierde de una manera fácil. Cabe destacar que hay niños que trabajan y estudian pero el resultado es el mismo, al trabajar los niños concentran su atención en el trabajo y no en sus estudios por lo que les resulta difícil adquirir conocimiento, no obstante hay niños que se concentran más en sus estudios que en el trabajo pero esto con lleva niveles de estrés muy grandes para alguien tan pequeño.
Los procesos de aprendizaje son diferentes para cada niño pero lastimosamente el sistema educativo en Guatemala no cuenta con los recursos necesarios para poder aplicar los diferentes métodos de estudio para lograr un aprendizaje concreto en todos los estudiantes.
Problemas de comunicación: Los niños al ser enviados a trabajar tienden a aislarse por lo que no comunican sus problemas o necesidades, pierden la confianza en ellos mismos y en todo lo que los rodea. Todos los niños son comunicativos pero al ser desconfiados estos intentan omitir los problemas que los afectan, ya que creen que si no lo cuentan las cosas no pasaron o no volverán a pasar, adquieren un miedo al hablar sobre ellos.
Problemas de relación: El aislamiento de la realidad hace que a los menores se les dificulte relacionarse con otras personas, ellos adquieren una confianza con personas que se encuentran en las mismas condiciones que ellos y muchas veces adquieren una confianza enorme con pandilleros ya que los mismos los cuidan mientras los menores trabajan, los menores interpretan esto como cariño o afecto por lo que es muy fácil que los menores ingresen a pandillas por la sensación de aceptación que estas les dan.
“El realizar cualquier tipo de trabajo para un niño resulta una experiencia traumante, muchos de estos niños no obtienen ayuda psicológica y es por esto que las acciones de su niñez repercuten en su etapa adulta. Las personas creen que al dejar de trabajar se termina el problema pero no es así, se recomienda que los menores reciban un año de terapia por cada año de trabajo pero lamentablemente no se les brinda la terapia que es muy importante.” (García, Eva, entrevista, 2018)